Evangelio del Día 10 de Junio del 2020

Evangelio del Día 10 de junio del 2020

Evangelio según Juan 8, 51-59

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo les aseguro: el que es fiel a mis palabras no morirá para siempre”.

Los judíos le dijeron: “Ahora ya no nos cabe duda de que estás endemoniado. Porque Abraham murió y los profetas también murieron, y tú dices: ‘El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre’. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?”

Contestó Jesús: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, aquel de quien ustedes dicen: ‘Es nuestro Dios’, aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco; y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se regocijaba con el pensamiento de verme; me vio y se alegró por ello”.

Los judíos le replicaron: “No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?” Les respondió Jesús: “Yo les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy”. Entonces recogieron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.

Reflexión sobre el Evangelio del Día

Tenemos la garantía de que cuando partamos de este mundo vendrá la vida eterna junto a Dios, pero siempre habrá tropiezos en el camino donde muchas personas dudarán de ti incluso dudarán de tu fe.

Pero es ahí donde nosotros tenemos que estar firmes y practicar lo que hemos creído por medio de su palabra, seámosle fiel en todo momento sin importar las vicisitudes porque en medio del sacrificio siempre hay recompensa, y todo esto lo hacemos para glorificar al Padre por medio del Hijo.

Leer Tambien:  Evangelio del Día 14 de septiembre del 2020

Oración del Día

Acto de fe

Padre amado, en este día te doy gracias por todas las

maravillas que me ofreces y por darme la oportunidad

de conocerte, es por eso que quiero aceptarte como mi único

Señor y Salvador, creo en tu palabra, creo en el Hijo y el Espíritu Santo,

creo que tu voluntad que es buena, perfecta y agradable, amen.

Salmos 56: 1-4

Oh Dios, ten misericordia de mí,
porque la gente me acosa.
Mis enemigos me atacan todo el día.
Los que me calumnian no dejan de acosarme,
y muchos me atacan descaradamente.
Pero cuando tenga miedo,
en ti pondré mi confianza.
Alabo a Dios por lo que ha prometido.
En Dios confío, ¿por qué habría de tener miedo?
¿Qué pueden hacerme unos simples mortales?

Siempre tergiversan lo que digo;
se pasan el día tramando cómo hacerme daño.

Rate this post
(Visited 47 times, 1 visits today)

Deja un comentario