Evangelio según San Lucas 6,1-5.
Algunos fariseos les dijeron: «¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado?».
Jesús les respondió: «¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre,
cómo entró en la Casa de Dios y, tomando los panes de la ofrenda, que solo pueden comer los sacerdotes, comió él y dio de comer a sus compañeros?».
Después les dijo: «El hijo del hombre es dueño del sábado».
Reflexión sobre el Evangelio del Día
Como lo hemos venido hablando en evangelios anteriores, nos damos cuenta que los fariseos religiosos estaban pendiente de todo lo que hacía Jesús, de alguna u otra manera esperaban cualquier momento para acercársele y criticar todo lo que hacía. No fue diferente cuando los discípulos empezaron a jugar por las espigas.
Te explicamos, en aquel tiempo el día sábado era consagrado, ese día lo tomaba todo el mundo para orar, nadie podía hacer ninguna otra actividad que no sea orar. Por eso los fariseos se le acercaron para reprender a Jesús por sus discípulos, pero como siempre el maestro les callaba la boca. Esas personas sabían mucho de leyes y de mandamientos pero no sabían absolutamente nada de Dios.
Además, el mismo Jesús culminó sus palabras diciéndoles que el Hijo de Dios es dueño del sábado y punto. Esas prácticas quedaron atrás, si eran muy respetadas en aquel tiempo, pero también existían reglas muy estrictas. Hoy en día se guarda el día domingo para alabar y adorar en una iglesia o ya sea en tu casa, pero luego de eso puedes compartir en familia, hacer otras cosas de tu interés y no serás condenado por eso.
Recuerda que de igual forma puede adorar a Dios todos los días de tu vida, no tienes que esperar exactamente un día en específico para consagrarlo al Señor. Te recomendamos que busques al Padre siempre, y así irás descubriendo su amor incondicional que nos regala cada mañana.
Oración del Día
Ven Espíritu Creador
Ven Espíritu Santo Creador visita nuestras almas
Y llena con la gracia divina los corazones que tú creaste.
Eres fuente viva, fuego, amor y espiritual unción.
Fiel promesa del Padre que enriquece nuestra palabra.
Ilumina los sentidos, infunde amor en los corazones y
Conforta sin cesar nuestra fragilidad. Ahuyenta al enemigo,
danos pronto la paz y contigo como guía, evitemos todo mal.
Por Ti conozcamos al Padre y también al Hijo y confiemos siempre en Ti,
Gloria a Dios Padre y al Hijo que resucitó y al Espíritu Santo, por todos los siglos. Amén
Salmos 56: 1-13
Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre;
Me oprime combatiéndome cada día.
Todo el día mis enemigos me pisotean;
Porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia.
En el día que temo,
Yo en ti confío.
En Dios alabaré su palabra;
En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?
Todos los días ellos pervierten mi causa;
Contra mí son todos sus pensamientos para mal.
Se reúnen, se esconden,
Miran atentamente mis pasos,
Como quienes acechan a mi alma.
Pésalos según su iniquidad, oh Dios,
Y derriba en tu furor a los pueblos.
Mis huidas tú has contado;
Pon mis lágrimas en tu redoma;
¿No están ellas en tu libro?
Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamaré;
Esto sé, que Dios está por mí.
En Dios alabaré su palabra;
En Jehová su palabra alabaré.
En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?
Sobre mí, oh Dios, están tus votos;
Te tributaré alabanzas.
Porque has librado mi alma de la muerte,
Y mis pies de caída,
Para que ande delante de Dios
En la luz de los que viven.
